Las letanías son un instrumento de fe que permiten elevar nuestras oraciones de manera mucho más efectiva, hoy queremos enseñarte una efectiva letanía del rosario de la divina misericordia para ayudarte en tus rezos.
Cuál es la Letanía de la Misericordia
Reza con fe cada letanía de la divina misericordia para elevar tus oraciones a nuestro señor misericordioso.

Señor, ten compasión de nosotros.
Cristo, ten compasión de nosotros.
Señor, ten compasión de nosotros.
Jesucristo, atiende nuestro llamado: Señor escúchanos.
Dios Rey Eterno, ten compasión de nosotros.
Dios Hijo de Rey, protector del mundo, ten compasión de nosotros.
Dios de Santo Espíritu, ten compasión de nosotros.
¡OH Santísima Trinidad!, Dios real y único, ten compasión de nosotros.
En Ti Confío Dios Amado
- Jesús, Señor misericordioso, que has enmendado el mal del mundo.
- Jesús, Señor misericordioso, a quien debemos todo lo creado
- Jesús, Señor misericordioso, que por nosotros os habéis sacrificado
- Jesús, Señor misericordioso, que nos revelasteis ante los mortales a la Santísima Trinidad
- Jesús, Señor misericordioso, que nos mostraste a Dios como rey omnipotente
- Jesús, Señor misericordioso, que de la nada moldeaste cuerpos y almas
- Jesús, Señor misericordioso, que otorga vida eterna a sus fieles
- Jesús, Señor misericordioso, que cargas por nosotros el peso de nuestros pecados
- Jesús, Señor misericordioso, que nos das paz en la lectura de la palabra sagrada de Dios
- Jesús, Señor misericordioso, que eres hijo de nuestra Santa Madre de misericordia, la Virgen María.
- Jesús, Señor misericordioso, que viviste entre nosotros y nos dejaste conocer tu encarnación, Pasión y Muerte.
- Jesús, Señor misericordioso, que ayudas a todo aquel que a ti acuda con fe
- Jesús, Señor misericordioso, que a no discriminas para brindar tu gracia y dar bendiciones
- Jesús, Señor misericordioso, que por amor y compasión nos revelaste los Misterios Divinos.
- Jesús, Señor misericordioso, que has sido guía de la Santa Iglesia
- Jesús, Señor misericordioso, que has obsequiado a los mortales la bendición de la Santísima Eucaristía y el Sacerdocio.
- Jesús, Señor misericordioso, que nos llamas a servir fielmente en el ejército de la luz y el amor
- Jesús, Señor misericordioso , que derrama sobre el mundo su sangre poderosa
- Jesús, Señor misericordioso, que con tu misericordia iluminas el alma de los devotos a tu gloria
- Jesús, Señor misericordioso, que por nosotros has muerto y por nosotros has vuelto a la vida
- Jesús, Señor misericordioso, que desde tu corazón brota compasión por los pecadores
- Jesús, Señor misericordioso, que curas a enfermos y no conoces de males que no puedan ser sanados
- Jesús, Señor misericordioso, que vences al maligno por la gloria de Dios
- Jesús, Señor misericordioso, que concedes favores y milagros a quienes lo requieren con desespero
- Jesús, Señor misericordioso, que das consuelo a las almas en pena y corazones lastimados
- Jesús, Señor misericordioso, que nos cubres con tu manto protector
- Jesús, Señor misericordioso, que convertiste el agua en vino y multiplicaste los panes y peces
Cordero de expiación, que con tu sangre borras los pecados. Escúchanos Padre Nuestro.
Cordero de expiación, que con tu sangre borras los pecados. Ten compasión de nosotros Padre Nuestro.
Importancia de la Letanía de Divina Misericordia
Como buenos cristianos es necesario mantenernos en constante comunicación con el Padre Celestial, eso incluye compartirle nuestras peticiones cada cierto tiempo a través de una letanía del Rosario de la Misericordia. El como el gran Padre que es, siempre estará presto para oír tus plegarias, esto va formando un gran lazo entre padre e hijo lo que no solo te permitirá alcanzar nuevas bendiciones y milagros como respuestas a tus peticiones sino que también te hará crecer como cristiano.
Por lo tanto, es sumamente importante que esta letanía de la misericordia siempre tenga su parte en cada santo rosario que eleves ante la presencia del Padre o de cualquier otro santo, recuerda que con ella recordamos la gran misericordia de nuestro creador que envió a su hijo amado Jesús a morir por nosotros y a resucitar al tercer día para que pudiésemos ser salvos.